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Sólo para tus ojos.

Pandemonium

Me encanta el desorden.
Sostengo que el orden es una alienación perversa e infame. Muchas mujeres han sido, son y serán esclavas de esa adicción, por la que derrochan tiempo y esfuerzo.
La pregunta clave es ésta: ¿Para qué colocar algo que dentro de un rato voy a tener que volver a descolocar?,
Los pocos que han logrado convivir conmigo han tenido que acumular paciencia allí donde yo acumulo libros que devolver, papeles que destruir o platos que lavar.
El ordenado se cree Dios intentando utópicamente poner en su sitio un mundo donde todo es caos.
Mi vida es desordenada, pero no tanto como mi casa.
Cuando consiga llegar a esa meta, creo que seré una chica ideal

8 comentarios

manu -

Yo siempre he pensado que dentro del desorden y del caos absoluto, existe un cierto orden coherente. La pega es que hay que saber descifrarlo.

enmipellejo -

Bravo, Salo, por tu originalidad: tus palabras las has copiado de un post mío. Por lo menos podías haber citado la fuente, ¿no?

Salo -

¿No te has sentido alguna vez lo suficientemente bien como para no poder quejarte; y lo bastante mal como para tener todo el derecho a protestar?

generación perdida -

Aquí están los jóvenes con un peso en sus espaldas. Llamamos a las puertas de las oscuras cámaras del infierno. Empujados a los límites, nos arrastramos hasta dentro. Miramos desde los bastidores mientras las escenas se repetían. Nos vimos a nosotros mismos como nunca nos habíamos visto. Un retrato de los traumas y la degeneración. Los dolores que sufrimos y nunca fueron liberados. Cansados interiormente, ahora nuestros corazones están perdidos para siempre. No podemos sustituir el miedo y la emoción de la caza. Estos rituales mostraron la puerta a nuestros vagabundeos. Abierta y cerrada, nos dieron con ella en las narices

Alex -

Odiamos todo, absolutamente todo, a quien duerme a nuestro lado, la verdad que escupe el espejo, cada persona animal o cosa que se cruza en nuestro camino, la profesión a la que nos dedicamos, cada minuto del día, cada día de nuestras vidas.
Y soñamos, nos evadimos, imaginamos una existencia feliz a mil kilómetros de distancia de la misma basura fotocopiada de siempre, triste placebo para eludir lo gris y lo tedioso.
“Ojalá mis sueños se convirtieran en realidad”, suspiran algunos.
Pero ningún sueño se cumple jamás.
El chillido del despertador asesina las fantasías, toda ilusión se desvanece, y tras ella el mundo real aguarda dispuesto a meternos el dedo en el ojo, para recordarnos –por si acaso lo habíamos olvidado– que los sueños no son más que eso, y que nos equivocamos si creemos que las cosas no podrían ir peor.
Así que odia tu vida, ama tus sueños. Pero no mezcles las dos cosas.

Sergi -

Siempre he sentido debilidad por las chicas que llevan gafas, quizás porque la primera chica a la que besé las llevaba. Hubo un detalle de aquel primer beso que se me quedó grabado: poco antes del momento de la verdad, ella pareció intuír lo que estaba a punto de suceder y se despojó de sus gafas. Aquel gesto me llamó mucho la atención y me hizo preguntarme por un segundo si quizás existía alguna regla no escrita para situaciones así. ¿Sé estaba quitando las gafas por pura comodidad o era acaso una muestra de mala educación el besar a alguien llevando puestas las gafas? Después de aquel día, cada vez que me encuentro a solas con una chica que me atrae y que lleva gafas, se me acelera el pulso cuando veo que esta se las quita y no puedo evitar que me ronde la misma ridícula pregunta por la cabeza: ¿será una señal de que desea que la bese?

Jan -

El tiempo trascurre distino. Fluyendo a su ritmo deja entrever como serán las cosas el día de mañana ("hoy" es un concepto extraño, hace poco descubrí que donde termina "ayer" empieza "mañana").
A veces esto está tan vacío que al salir a la calle no hay nada en la voz de la gente que me haga pensar que este es un dia distinto a cualquier otro.

Antonio -

Tienes toda la razón del mundo. En el desorden hay misterio, creación, rebeldía, sorpresa. El orden es propio de mentes cuadriculadas, de aburrimiento y hechos previsibles. Por cierto, eres guapa.